Hechizo de las hortensias

Bajo el hechizo de las hortensias, que llegaron a casa de la mano de un ser muy querido, me he quedado prendido sin poder dejar de mirarlas.

Ahora, la habitación está en penumbras, al resguardo del sol radiante de principios de verano. Y mientras espero, observo mis manos, soportes imprescindibles de las esquinas de mi alma.

Hoy huele a tostado el aire en casa. Y a tierra humeda, con las primeras gotas de lluvia fina y suave colándose por la ventana entreabierta. 

Al acecho, respiro profundo, deseando que llegue temprano mi sueño. Que remonte el vuelo la imaginación y formule una nueva historia inventada, realista como una visión.

Despertar

Miedo me da
poderte despertar
de tus dulces sueños
donde quisiera estar

Volar donde tú vuelas
como la risa pasajera
que me regalas, feliz

Mi reina guerrera
La dueña de mis soles
Isla de amor

Soy presa fácil de tus besos
Tu eres presa fácil de mis abrazos
… Y sin embargo

Todos los tenemos guardados
hasta la noche de San Juan
Fuego y agua.

Despertar

Esquina del sueño

En una esquina del sueño 
perdido, en la distancia
que nos acerca cada día
sin darnos ninguna importancia.

En una lámina partida
donde escribía y pintaba
la vida, llena de borrones
y garabatos, de fantasía.

Nada tan bello como
el reflejo, ni el rumor
del viento en los árboles,
como la primavera y su olor.

Allí te encontré mirando
de espaldas hacia otro
destino, y fue esperando
tu risa que descubrí el mío.

Acero inolvidable

Esculturas en acero inolvidable, que duren para siempre. 

De planta imponente. No hace falta que el tamaño sea enorme.

Y que perdure en el sintiempo. 

Perfecto. 

En Egipto las construyeron de piedras.

Y en el Machu Picchu o Nazca.

Pero en oriente eran minúsculas. Jardines de alféizar de ventana, de terraza minúscula al caer de la lluvia. 

Y Talismanes  mágicos sacados de huesos, madera noble barnizada, cobre, bronce, plata o dorados. Todos envejecidos. Todos deslumbrantes. 

Todos eternos. 

Mi amigo los construye suspendidos, en el espacio, en el tiempo, como laberintos sin salida, como laberintos del destino. Siempre hay salida para un camino. Para una vida.  

Y los encuentras en instantes, que desaparecen. 

Los capturan los elegidos. 

Image by Labyrinth cube .  alfonso  doncel  

Escultura obra de alfonso doncel

El daño

Fue tu lenguaje no verbal
la distancia,
el frío,
el tic nervioso de tu pierna,
la atención a otros,
la conversación alardeada sobre tus amantes ...
Y de entre ellos yo, seguramente el peor, que solo deseaba enredarme entre tus abrazos, avergonzado callaba.
Contrariada, abortamos la sobremesa de copas con los nuevos conocidos, y me acompañas enfadada a casa, pasada ya holgadamente la media noche.
Y la luna llena, rabiosa luciendo brillante en un cielo gris nublado.

- "No se para qué viniste" me decías.
Palabras como puñales.

Daba igual, si finalmente me fui sin nada.

Con el tiempo ojalá recuerdes a este aprendiz de todo, que piensa mejor que escribe, y escribe mejor que habla.
Se hizo el silencio.
Luego, sólo soledad.


El daño que no quería hacer ya estaba hecho.

Necesidad

Hacer de la necesidad, virtud. 
Acercarse, sin invadir.
Estar presente, sin agredir. Esperar.
Soy un elefante en tu cacharrería,
y quiero entrar de puntillas
sin romper nada.
¡Imposible!

Luego reparar las heridas
con paciencia
e infinito amor,
haciendo de cada cicatriz
belleza,
de cada duda una certeza.
¡Sensacional!

Maldito círculo infinito.
Interminable ir y venir,
llorar y sonreír,
el centro de este mundo maldito
y al instante siguiente ...nada.
Acertar y errar.
¡Insoportable!

Y dormir a la orilla de tu sonrisa,
en mi cara la brisa
del mar calmado,
soñando tú abrazo enlazado, 
abriendo en mi costado
un universo de dicha. Soñar.
¡Pasión!
Necesidad

Como dos desconocidos

La vida cruzó nuestros caminos 
cuando ya llevamos todo un mundo recorrido, en varias vueltas.
Con el corazón arañado y lleno de heridas,
curadas y cicatrizadas, pero también sangrando,
a pesar de estar vencidas.

Cicatrices que, a veces, ciegan nuestra alegría.
Historías antiguas que oscurecen alguna tarde del día a día.
Preocupaciones que nos asaltan,
encienden las dudas y el temor de hacernos daño,
amor de mi vida.

Respirar, respetar los silencios, las ausencias.
Esperar, luchar y no dar nada por rendido.
Recuperar de inmediato la ilusión común.
Empezar un nuevo camino como dos desconocidos,
enseguida.

Como dos desconocidos
descubrirnos cada día,
Y curarnos las heridas, Kintsugi con pan de oro,
para hacer nuestra amistad imperfecta
aún más bella.

Despedidas de un lector empedernido

De todas las maneras de despedirse para siempre, yo elegiría la paciencia de marchar leyendo sin parar las palabras de un buen libro, mientras sueño con viajar donde me cuentan que se va de viaje, sintiendo el tacto suave del viento en la cara, oliendo a olivo y tierra mojada por las cuatro gotas de lluvia tibia de una tarde extraña y gris de enero, mientras esperamos pacientes que pasen lentos los días hasta tu cumpleaños, amor de mi vida entera.

Hojeando a diario las páginas impresas del periodico Hoy.

Sin prisas, sin tensiones. Sin miedos. 

Sin esperas, sin dolor ni penas.

Despacio, serena.

Dormido entre las paginas de un libro. Soñando.