Categoría: de camino
Media parte
Caminando a ciegas. Sin media parte, de naranja, de limón. Mi ojito derecho perdió la visión. El corazón parado de pulsación a 180. Un horizonte helado, un mar esmeralda. Mirando hacia el suelo el pico de tu falda. Escucho tu risa en sueños. No quiero esperar el momento de perder. No quiero esperar el momento de volar. Y volverte a perder, amor.
Lo que perdí, Cesar
Perdí las gafas.
Hoy me di cuenta, mientras repasaba todo lo que también perdí.
La ilusión y la necesidad de servir, de ser útil e importante para alguien. Alguien por quien me estremezca cuando la mire, que me motive y me necesite.
Todo lo que perdí es eso. La soledad no era para mi. Está siendo abrumadora.
En todo este tiempo no fui capaz de rehacer mi vida.
Y lo más destacado es la soledad. Estar tan solo es insoportable. Es encontrarse en el umbral de la puerta final.
Y de seguir así, lo de mañana no merece la pena pasarlo.
Me siento muy egoísta con esto. Porque están mis hijos y mis nietos; y mis padres y hermanos, algunos pocos amigos que me echaran de más o de menos. Pero cada uno de ellos tiene su vida, sus ilusiones, su futuro por delante.
Yo sin embargo, con todo el pasado por detras, sentía un vacío inmenso. Lo mío era un esfuerzo inútil y efímero, absurdo.
Alguna vez pensé que lo imprescindible era tener un propósito. Y mi sicólogo de cabecera, Cesar, peleó conmigo en las terapias con el maldito concepto. Me negaba la importancia de tener propósito. Con tanta discusión, me di cuenta que le incomodaba la sola mención del término “propósito “ Yo insistía cada vez, de forma tediosa, porque estaba empeñado en que ese era mi problema.
Pero es cierto, y quizás no elegí bien el término. No me explique bien con mis inquietudes.
Y ahí están.Tan cerca como la última puerta. Tan perdida la esperanza como las gafas.
Lágrimas
Lágrimas heladas Inútiles y dañinas. Como el granizo rompiendo las flores. Cielo plomizo. Con claros Azul, y el mar Verde esmeralda. Así amanece cualquier día en esta casa. Donde solo faltas tú
Lejos
Dulce y lento te mueves por el firmamento. Tu mundo ya no pertenece a este, en el que estás. Lejos del mar echo de menos la luz. Y tú, diluida en el día que se va llenando de vida. En la mía te extraño volar, volar Amor
Piccolo angelo
Mi pequeño angelo: Mi tormento, mi risa, hasta llorar. Mi poca vergüenza, mi vida intensa, mi compañero de fantasía. Mi hermano pequeño. Mi amigo más grande. Mi visión más crítica, mi versión aguda, discrepante. Incansable en la duda. lo del otro para mí. Mi vida más inquieta. Mi mochila ligera. Mi dormir hablando. Mi riesgo, escondido en el baño. Mi primera misión. Separar para unir, esa fue mi condena, sin embargo, acertado. De la escalera, el quinto escalón. Nunca te doy la espalda. Mi otra opinión Mi paso cambiado. Mi pejiguera Mi interminable segarrega. Nunca lejos, siempre sueña, siempre inquieto. Nunca cede. Mucha mierda, buena suerte. Siempre alerta. Mi rabillo del ojo, mi inteligencia, mis emociones atentas, en la esquina opuesta. Mi familia. Mi ciclista torero y matador de hormigas. Mi peluquero cortador de flequillos y trenza. Mi Genio, no cabe en la lámpara, ... y escapa. Tu primero, mi Capitan Araña. Mi ventaja, mi alma secreta, mi corazón. Por todas las playas conquistadas, y las pasiones. Por todos los planes que aún tenemos, entre canciones. Vamos juntos ¡Vamos! Me pido un sueño para ti y para mi.
Colores
Hondas de colores Olas de flores Cielo azul Intensa la luz desde amanecer. Si supieras cómo es aquí. Tendrás que venir. El sol calienta la arena y nos disipa las penas. Hondas de colores Olas de flores Cielo azul Intensa la luz desde amanecer. Si deseas estrecharte en un abrazo. Seguir con la mirada, si pasa a tu lado. Hondas de colores Olas de flores Cielo azul Intensa la luz desde amanecer. Fuera no sé lo que pasa. Dentro tengo fuego. Los ojos me atan a ti, los labios quieren un beso.
Música d aquí
La vida es música. La música me salva del vacío, rompe el silencio, invade el espacio de armonía.
Sin fronteras ni aduanas, el viento me acerca el sentimiento más lejano, sin tiempo, sin heridas.
Es música de aquí, cerquita en el pecho, que sale a golpes de cajón, de ritmo de tambor, profundo rasgueo de cuerdas y caja de resonancia.
Música de corazón. Y de alma.
Música con calma, o sin ella. Pulso vital de estrellas, luz de madrugada, reunión de hermanos, sentimientos de tono afinado, espontáneo.
Abrazos intensos, acércate que estás lejos, siéntate aquí conmigo, siente, ama. Resaca de mañana, casi afónicos, estrofa nasal, polifonía, sonrisa abierta, encuentro con mi familia mística.
A la música_d_aquí, de dentro. Con mis amigos. De corazón.
Te regalo
Te regalo mi tiempo mi atención y mi cariño ... y frente a mi, el silencio y el espacio infinito. El mar calmado El horizonte nítido La luz intensa Como la soledad y el frío Mañana fría de marzo el corazón encogido El pecho abierto esperando Los brazos extendidos Silencio y vacío Tiempo de espera y calma Momento mío Lágrimas del alma ¿Quien será la bruja que deshaga el hechizo? ¿quien será el corazón que me robe el mío?
Hola Hila
Hola Hilario:
Después de tiempo sin escribirte, aunque sabes que hablamos a diario, hoy me decido a compartir contigo las últimas noticias que me alcanzan.
Ayer me preguntaron ¿cuando te vacunas? … y yo no se que contestar, como rezaba aquella estrofa de la famosa canción de los noventa de Manolo Tena.
Quizás el exceso de tiempo para pensar, como nunca tuve, me hace tomar con calma esta decisión. Y es que cuanto más me empujan hacia una respuesta, más fuerte es la duda. Quizás cosa del atropello.
Creo que la pandemia es de un nivel planetario. Y que las consecuencias de la enfermedad han sido y son letales. Pero la ciencia necesita de sus tiempos imprescindibles para llegar a conclusiones seguras. En estos tiempos de inmediatez absoluta, donde te imaginas lo que quieres y ya lo tienes, no se respetan los tiempos necesarios de los procesos. Y no queremos entender que esos procesos y sus tiempos son imprescindibles e inevitables para alcanzar la certeza científica.
Ahora, llevados por el frenesí de la política y la comunicación global, que devora titulares, noticias y personajes a ritmo de pipas de girasol, no tenemos ninguna paciencia ni respetamos ningún tiempo de espera, por necesario que parezca.
Lo queremos YA, antes de que las RRSS y el noticiero perenne lo triture y lo olvide con un nuevo titular de mayor calibre, tipo salami gigante tamaño columna corintia. Y lo queremos aunque nos lo den todo embutido a presión y en crudo, sin curar ni asentar, para luego criticar la “crudeza” del producto.
Cada día me llama más la atención lo pausado, aquella a la que le das “su tiempo” igual que me molesta en grado sumo los empujones y las prisas hacia lo inmediato, como si fuera el argumento viejo del vendedor de ocasión, “aprovecha la increíble oferta que termina ya”
Pues mira: paso. Agradezco su oferta, pero la cedo a quien la quiera. Yo voy a esperar a que pase el tiempo suficiente, necesario para tener la certeza ansiada.
En mi trabajo más creativo teníamos una lucha encarnizada con los tiempos de producción, plasmada en una frase lapidaria, donde dábamos para escoger: ¡O rápido, o bien!
Pues eso.
Perdona que le escriba.