No se que esquina torcí hace poco que últimamente todo me sabe a despedida, a última oportunidad de disfrutar el momento.
Y es una sensación muy determinada, muy fuerte, y no admite duda. Como si de pronto me hubiera dado cuenta de que estoy en la última vez que puedo gozar de un encuentro, un amanecer, un noviembre, un salto o un viaje en moto. Como si me fuera a romper y ya no pudiera ser esto que estoy contando.
Algo tendrá el río cuando suena.
Empezó con la animadversión superlativa a los hospitales. Pero ahora lo percibo casi en cada cosa, en cada ocasión, en la última reunión de amigos, en el último abrazo. Así que al entrar en cada casa fuera a despedirme, en lugar de saludar. Y no encuentro donde estar a salvo de esta idea circular.
Excepto que mi corazón sereno está más cerca de encontrarte a ti, amor.
Es noviembre, el aire huele a castañas, el frío hiela el alma. Lo digo porque …