Desprendimiento

Aveces la vida te pone al borde mismo del abismo, y te invita a saltar.
Pero tu conciencia te ofrece otras alternativas más acordes con tu instinto básico, el de supervivencia.

A mi me enseñó el camino del desprendimiento, que no es nada sencillo porque se trata de prescindir de lo que tienes y que tantísimo esfuerzo te costó conseguir. Y claro, te resistes ferozmente, viviendo en una duda existencial entre abrazarte a tus pertenencias, recuerdos y tesoros, todos muy tuyos, conquistados en una vida, o desprenderte de todo, soltar lastre y vivir una nueva oportunidad, un nuevo trayecto vital, pero desnudo de todo y al pairo.
La decisión no es fácil, ni confortable. Más bien es agotadora a ratos largos.
No siempre te acompañan los mismos compañeros de antes. Sólo los auténticos amigos y las pocas personas que te quieren a rabiar, sabiendo que ya no tienes nada tangible que darles.
La verdad es que algunas ausencias son dolorosas, y algunas presencias sorprendentes también.

De entre los desprendimientos, los enseres, la ropa, accesorios, viajes, vida social, etc. fueron desapareciendo rápidamente. Desprenderme de mi coche, mi moto y mis herramientas, ha sido más doloroso.
Aun sigo aferrado a mis libros, aunque con la certeza de que debo ceder y encontrarles nuevos lectores que los amen y los cuiden.

Lo que no esperaba es el desprendimiento de retina por un desgarro que me dejó a oscuras y sumergido en oscuras dudas.

De nuevo aprender, ahora a estar en completo reposo, y recuperar en lo posible este instrumento imprescindible para satisfacer mi curiosidad, seguir dibujando y escribiendo como respira mi alma y mi mala cabeza.
Aprender a dictar las ocurrencias, aprender a ordenar y corregir las ideas que como siempre surgen a borbotones de mi cabeza y que cuando pasaba a mano en papel se colocaban más o menos en su lugar.
Ahora no dispongo de la vista lúcida y temo que se tracriban expresiónes que ni yo mismo comparto.

Desprenderse de todo, como San Francisco de Asís, hijo de un rico comerciante, y vivir una nueva vida sin nada, es una locura y atrevimiento sólo digno de un Santo humilde de su talla.
Santo yo no lo soy, ni siquiera con minúsculas. Pero quiero intentarlo a nivel más humano.
Curarse con humildad y dedicación a los demás me seduce como plán de vida.

Y el desprendimiento, lo de la retina, que ha sido un desgraciado accidente, y un obstáculo añadido. Como si la vida me presentara otra nueva prueba de dificultad.

Es reciente y no estoy feliz. Tampoco triste. Quizás algo descolocado.
Pero entregado a seguir esforzado en alcanzar ese objetivo imprescindible: SER FELIZ.

Porque, cuando todo se oscurece, aparece un pequeño punto de luz, poco a poco creciente. Y tu corazón te avisa apasionado que, aunque despojado de tu pasado, dentro de ese destello viene una mano dulce, una sonrisa embrujada y unos ojos con brillo que te visten con el coraje y la ilusión que necesitas.

Y te disponen a entregar tu esperiencia, tu dulce amor, tu pasión, tan tuyo que de eso no pudiste desprenderte.

… Y quieres

TE QUIERO.

Anuncio publicitario

Ver vacío

Vamos a ver.
Una expresión coloquial, puerta del siguiente argumento.

Esa es una frase vacía de contenido desde hace unos pocos días.
De pronto, sin avisar, se me echó el telón, y cada día se apagan más luces, y se velan y topan más las transparencias,
No acabo de acostumbrarme.
Ahora, en vez de escribir, dicto lo que pienso.
Parece lo mismo, pero es otra disciplina.
Menos gráfica, más desordenada.
Y si no lo quieres ver …
Quizás es que no me cabía el mundo en los ojos.
Era demasiado.
Ahora, si miro, sueño ver vacío.
Es un aviso.
Agotamiento.
… Y me quedan tantas cosas por hacer, tantos planes, tantos amaneceres, tantos abrazos, …

P.D.
Decía mi padre hace más de cuarenta años:
– «estoy de lo mío»
– ¿Y que es lo tuyo, papá? Le preguntaba casi enojado.
-» Estoy avisado»
Cuarenta y pico años después sigue leyendo a diario su periódico, disfrutando de su fútbol y queriendo salir a hacer sus gestiones
¡Un genio!

Ver vacío

Hablamos

Anoche hablamos. 
Las heridas del pasado
dejan cicatrices siempre,
que impiden florecer el día.

No puedo prometer
lo que no voy a cumplir.
No quiero envejecer.
Junto a ti, quiero VIVIR
intensamente cada instante,
cada risa, cada lagrima,
emocionado.

Vivir a tu lado
crecer contigo, ser feliz.

Vengo de lejos,
desde hace tiempo.
No es pasajero,
ni capricho del viento.

Déjame conocerte,
descubrir cada momento
lo que te hace bien,
lo que te hace mal.

Déjame concederte
tus deseos.
Curar el alma,
ser tu eterno amigo,
el mejor sueño,
la mejor balada,
el verso
que nos dispara el pulso
de repente,
y siempre acaba feliz.

Muro

Intentando ayudar, 
cayó con estrépito
un muro en la ventana,
impidiendo ver más
los atardeceres rojos,
anaranjados de esperanza.
Ya no veremos nunca
entrar la luna
en la noche de más calma,

No fue a propósito,
y se cerró súbitamente
delante de mi,
dejándome a oscuras.
Asustado, de un brinco,
acabé escondido
debajo del mueble
pegado a la pared,
esperando desaparecer.

Quiero que el silencio
y la oscuridad
sane esta herida,
cierre esa pequeña
distancia enorme.
Y me despierte
cada dia junto a tí.
Como hasta hoy,
como siempre soñé.

Quiero despegar
el vuelo, llegar
a casa, y regresar
en nada junto a ti,
mi hogar, mi lugar
donde respirar
el aire que me regalas,
los planes de viajar
directo a la felicidad.

Esa es la urgencia
de reponer de inmediato
la persiana del cielo,
esa puerta en la que miro
las estrellas, las nubes
que traen lagrimas
de lluvia tristeza,
amor delicadeza,
sueño de seda, que das.

Dulce abrazo

Cuando sientes que la ausencia es un castigo, 
y la presencia una necesidad.
Cuando quieres que tus ojos sean testigo
habitual de su caminar.
Cuando luchas en la silenciosa calma,
decidiendo si morir o saltar.
Cuando sueltas en lo más profundo de tu alma,
los vínculos eternos de tu pasado.
No dudas ni un segundo que has llegado
a tu nuevo destino, corazón henchido.
Tan solo tú latido junto al mío,
en un abrazo dulce y largo,
convierten en feliz
el momento del día más amargo.
Ese en el que toca a su fin, sólo, a oscuras, soñando.
Dulce abrazo

Latir

Es maravillosa la cadencia, la constancia y la persistencia de esos golpes secos que se producen en el pecho al latir un corazón.

Cuando esperas a tu bebé, y en la consulta te hacen escuchar ese golpeteo tan seguido del pequeño corazón queriendo salir, estremece.

Cuando siento el tambor del tuyo a compás, es el signo de la vida. Acelerado si te veo pasar. Calmado en la noche cuando voy a descansar, y con los ojos a punto de cerrarse, escucho atento su acompasado latir.

Música de vida. Latir ahí, junto a ti.

Carnaval

Viste una máscara. 
Esconde tus ojos, tu cara.
Ven donde están todos,
es Carnaval.

Olvídate si te apetece,
si avisaste de tu llegada.
Métete en el disfraz de león.
Y salta.

Busca un sitio donde quedarte.
Un rincón donde bailar.
Nadie te reconoce, creo.
Ponte a bailar.

No hables demasiado.
Sólo ve allí a su lado.
Canta y muevete con cuidado.
Ríe de verdad.

Es Carnaval

Enamorado

Mi corazón, mis manos. 
Tu sonrisa, tu mano.
Tu brillo, tu pelo.
Tu voz: te quiero.

Tu paso largo, mi abrazo.
Bailas, te pido
enamorado.

La cabeza en mi hombro.
La delicadeza de tu piel.
Las caricias dulces de miel.

El tiempo detenido.
Ilusión inventada.
La luz azul, curiosa tu mirada.

La distancia inmensa, tan cercana.
El futuro abierto, como el mar.
La luz anaranjada de tu horizonte.
La pregunta incrustada frente a ti, frente a mi:

Do you love me?

FELIZ

Desconocida. La pequeña historia de un descubrimiento

Ya no es luna llena. 
Siempre es de día,
bajo un tul de justicia,
la sombra alargada
del desaliento.

Sólo en mitad del mar.
En la plaza repleta
de gente desconocida.
Todos hablan lenguas
desconocidas.

Distraído, gasto mi silencio
mirando con ojos de gato
pasar, sin cruzarse,
miradas desconocidas.

Y allí estabas tú.
Entre una multitud
... sólo tu.