Un paseo en la noche

¿Como abrir camino en la noche, solamente armado con una linterna, que se hace pequeña según avanzas en la oscuridad?
Caminas buscando la luna, escondida entre nubes negras, que anuncian a gritos una tormenta.
Mientras, en un pequeño claro entre nubes, el brillo intenso de una estrella, con el que tropiezas, y casi te hace caer.
Pero sigues convencido de llegar a la playa a cualquier precio. Y la noche se cierra, y te envuelve. La orilla aparece blanca espuma de mar.
Te caes sentado en la arena húmeda. Y dejas volar tú imaginación, siempre intensa, siempre en «babia» , según decía tu padre mientras te enseñaba a multiplicar.
Porque volar siempre será tu sueño, de esos imposibles. Imposible para los demás, que tu vuelas cada día, mientras duermes y sueñas que el aire te da en la cara, y subes y subes despacito, mirando a todos lados para no perder detalle,  recorriendo el perfil de la playa, remontando por encima de los árboles , los edificios y el cerro que nos guarda.
Y bajar, de regreso a la playa, y rozar con los dedos el agua helada del mar a esta hora.
Todo tan real, impulsado por la brisa, el viento de levante, potente motor sin más piezas que su fuerza, sin más técnica que la navegación. 

Es un sueño, asiento convencido para mis adentros. Pero tan «verdad» que las gotas de rocío inundan mi cara, las manos heladas, el corazón henchido.

… Y estaba dormido.

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