Buenos días

Buenos días
¡Buenos días! 
me saluda mi escritorio
con una infusión y una pluma,
cuando son las cuatro y media.

Como no eras capaz de dormir
encendiste la luz sin querer
y la historia te vino a contar
lo que soñaste otra vez.

Ven, abrázame
Que mis brazos te extrañan
y mi corazón se empaña
en esta noche sin tregua

Ven, te pido
y mis manos se enredan
recorriendo tu piel suave en una caricia sin fin.

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