Estraño. Me siento estraño sin tener tus manos enlazadas con las mías. Sin cruzar tu mirada brillante atravesandome la vida. Sin sentir tu tensa calma tu silencio discreto, que respeto y quiero. Y descubrirte en él siempre es un reto.
Te estraño cuando ardemos en la distancia fría de un teléfono, en las semanas largas que nos separan, en la espera dulce e intensa que me alimentan las ganas, amor.
Porque en este tiempo detenido, donde nada vale y todo cuenta, lo mejor de haberte conocido es este "castigo" que nos alienta, no desespera, sino alimenta el deseo, intenso, incontenible, de volver a ti.
Aún nos queda recorrer mucho más de la mitad del camino. Cada día tenemos más interés, da igual que llueva o haga frío. Acompasando tu tiempo y el mío. Tus manos entre las mías, mis planes entre los tuyos.
No son manos que se buscan, ni manos que se alcanzan. Son manos cercanas que se tienen.
Mi corazón ensanchado abrazándose al tuyo. Entonces el tiempo se detiene.
Estoy permanentemente en babia, donde habito.
¿La razón por la que escribo?
“… yo no estoy loco, y ciertamente no sueño. Pero mañana muero, y hoy querría aliviar mi alma.”
Edgar Allan Poe
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