Fue el primero. El primero de esta saga.
El primero que me hizo estallar el corazón en mil pedazos de alegría. Y aún lo hace.
Fue el primero en andar, el primero en hablar y cantar, y contar cuentos como el de la “concuriquiña” que le enseñó la abuela Choni, mientras no le perdía detalle con su carita redonda, sus cabellos rizados y su boquita de fresa.
Me mantiene unido por una mano fuerte, como una maroma, atracado a puerto.
Es todo sensibilidad, de cristal, duro y frágil, y su color es rojo, y enorme como su abrazo. Como su corazón generoso.
Porque Sito es todo corazón.

#abuelinoencamino
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