¿En que momento de debilidad decidimos echar raíces y defendernos. Pararnos a conservar lo conseguido, y dejar de buscar lo nuevo?
Siempre hay un placer en la partida hacia un destino lejos, un camino surcado de encrucijadas donde perdernos, una duda, un atardecer que nos deje sentado y en sueños.
¿Y si no vuelvo? ¿Y si, por una vez más, me pierdo? Que más da, si soy feliz con este atrevimiento.
Cada día amanece, y no quiero perderlo. Solo una lágrima no va a parar el cielo. Ojalá llueva y moje todo de vida, y este viaje se haga eterno.