8 minutos duró el viaje del satélite Ingenio a bordo del cohete Vega.
No pudo llegar a entrar en la órbita fotográfica que planeaba, a pesar de salir feliz de la Guayana Francesa con la dirección muy bien apuntá.
Pero a alguien se le cruzaron los cables, y sin poder hacer nada se desvió de su trayectoria, desapareciendo, al parecer, hacia una lugar deshabitado.
Fin bastante poético, si no fuera porque se perdieron con él diez años de dedicación intensa y 200 millones de euros.
Y para terminar el cuento, a alguien también se le olvidó asegurarlo, “menos mal”, dicen las aseguradoras, y al fin todo está perdido.
Segundo intento fallido. Menudo 2020. Solo queda celebrar el año nuevo. Aunque no hay dos sin tres…
Perdimos el Ingenio por un fallo humano de cables cruzados en el módulo ucraniano del Vega francés.
Para que luego digan que la chapuza es solo española.
Es lo que tenemos. Nos conformamos.
Perdonen que les escriba.