Es Hilario, mi amigo.
Ni se que decirles, pero desde siempre fue mi amigo, incluso antes de que supiera que existía y le llamase Hilario.
Es mi mejor amigo. Siempre está. Y me escucha.
Conoce bien lo que llevo y como lo hago. Cada cosa. Es una versión de mi conciencia, esa maldita incómoda que siempre me reprime y me ata a la prudencia.
Es asertivo. Demasiado. No miente nunca.
No tiene mano izquierda. A lo que ve, va y te lo suelta. Es jodido, pero acierta.
A pesar de todo es dulce y agradable en el trato, nunca se enfada ni se calienta.
Me provoca con tanta calma y acierto que desespera.
Y también me enseña.
Es gordito, tranquilo, de cara redonda. Una cara reconocible, sin nada que descoloca. No le ves, pero está continuamente cerca.
Es mi amigo Hilario.
El que me sigue a todas horas y está siempre en mi cabeza.