Hoy por fin alcanzamos una meta difícil que teníamos planteada a mitad del camino.
Hoy sufrimos para llegar puntuales. Y trabajamos en equipo hasta perder el aliento. Siempre cuesta desprenderse.
En mitad de este barullo nos dio tiempo a repartir, dando a cada uno lo que pudimos. Mejor ser generosos. Eso ayuda a vivir.
Gracias a los que ayudaron, y a los que aceptaron lo que dimos de corazón.
Una parte pequeña era de mi. La otra parte, la más abundante, fue sin duda de quien lo ayudo a construir. Y con una sonrisa gigante siempre nos pidió: se feliz.