Después de varios días de muchísimo trajín, ¿tú sabes?, con mucha gente en casa, horarios cambiados, salidas, “préstame tus llaves” y demás, hoy me di cuenta de que en mi llavero el “cascabel del ángel” estaba abierto y habías volado.
No tiene mucha importancia. Te llevo bien fuerte en el corazón. Pero es un símbolo para mi: el último pedacito físico y cercano de ti lo perdí.
Prometo que lo buscaré. Lo buscaré estos días sin cesar, desesperado. En la casa, en la urna, el garaje, el coche, …. aunque alguien me diga que hago siempre mirando al suelo. Puede que no te encuentre, pero lo intentaré. Sería una inmensa alegría recuperarte.
Imposible. Va a ser imposible.
Me confortaba tanto agitar ese pequeño cascabel mudo, y sentir en mi mano ese tímido palpitar.
Soy un desastre. Tenía que pasar. Y en días tan locos era el momento preciso. Quizás querías salir. Quizás volar, libre. Quizás nos pones a prueba, nos dejas sin cabo de seguridad
Hoy te perdí
Y es un día triste. Muy triste. Otro más.
LIMP2018