Lealtad

Mi lealtad no está en duda, cuando decido querer.
Así me enseñaron desde pequeño en una familia enorme.
Nunca cambiaré de idea, aunque no reciba correspondencia de la otra parte.
Sólo si lo que me envían es rechazo, me echaré a un lado y me quedo aparte.
Nada es para siempre si uno de los dos no quiere. Si nos perdemos en el camino, si el tiempo deshace el interés, o si decide cambiar de rumbo y de compañeros.
Entonces, se habla de frente, con lealtad, y dejas que la vida siga sin rencor su curso.
Eso, para mí, también es lealtad.

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Gas

Pendiente del gas. Una burbuja inyectada en el ojo derecho que debe desaparecer poco a poco. Y que es visible en su nivel decreciente oval hasta convertirse en una burbuja pequeña y redonda en sus últimos días.
Y mientras, controlar los movimientos de la cabeza, las manos y el cuerpo es la prioridad.
Con la falta de costumbre que tengo de estar quieto, este periodo de reposo absoluto se convierte en una tortura infinita.
Es cuestión de días. Diez o doce, que me parecen un siglo sin verte, sin tocarte, sin amarte.
Para mi que cultivo los abrazos largos y tiernos no es una tarea fácil.
Y, mientras, respiro hondo, práctico el control y la relajación interminable, mientras contabilizó la cuenta atrás que me libere, y la cantidad de las promesas que me voy haciendo para, cuando pueda, ponerme al día de mis impulsos y necesidades emocionales.

Ve preparando tu corazón y las emociones para salir disparados hacia ese lugar de encuentro que sueño, que es tu corazón.

Miedos

El miedo es completamente libre
Cada uno lo siente por algo especial, y en un nivel y cantidad muy personal.
Pues hoy el miedo acumulado desde hace días, para mí es a la oscuridad.
Sin colores ni formas. Sin amaneceres ni puestas de sol. Sin espuma de mar, sin arboles ni senderos.
Sin curvas enlazadas, sin velocidad. Sin manejar feliz, ni siquiera mirar atrás.
Sin horizontes lejanos. Sin cielo ni nubes. Sin multitudes ni paisajes solitarios.
Sin rostros, sin sonrisas. Sin ojos brillantes ni melenas caídas sobre los hombros. Sin perfiles recortados a contraluz.
Sin verte de nuevo. Sin expresarte sin palabras mi anhelo.
Ese es mi miedo hoy.

Desprendimiento

Aveces la vida te pone al borde mismo del abismo, y te invita a saltar.
Pero tu conciencia te ofrece otras alternativas más acordes con tu instinto básico, el de supervivencia.

A mi me enseñó el camino del desprendimiento, que no es nada sencillo porque se trata de prescindir de lo que tienes y que tantísimo esfuerzo te costó conseguir. Y claro, te resistes ferozmente, viviendo en una duda existencial entre abrazarte a tus pertenencias, recuerdos y tesoros, todos muy tuyos, conquistados en una vida, o desprenderte de todo, soltar lastre y vivir una nueva oportunidad, un nuevo trayecto vital, pero desnudo de todo y al pairo.
La decisión no es fácil, ni confortable. Más bien es agotadora a ratos largos.
No siempre te acompañan los mismos compañeros de antes. Sólo los auténticos amigos y las pocas personas que te quieren a rabiar, sabiendo que ya no tienes nada tangible que darles.
La verdad es que algunas ausencias son dolorosas, y algunas presencias sorprendentes también.

De entre los desprendimientos, los enseres, la ropa, accesorios, viajes, vida social, etc. fueron desapareciendo rápidamente. Desprenderme de mi coche, mi moto y mis herramientas, ha sido más doloroso.
Aun sigo aferrado a mis libros, aunque con la certeza de que debo ceder y encontrarles nuevos lectores que los amen y los cuiden.

Lo que no esperaba es el desprendimiento de retina por un desgarro que me dejó a oscuras y sumergido en oscuras dudas.

De nuevo aprender, ahora a estar en completo reposo, y recuperar en lo posible este instrumento imprescindible para satisfacer mi curiosidad, seguir dibujando y escribiendo como respira mi alma y mi mala cabeza.
Aprender a dictar las ocurrencias, aprender a ordenar y corregir las ideas que como siempre surgen a borbotones de mi cabeza y que cuando pasaba a mano en papel se colocaban más o menos en su lugar.
Ahora no dispongo de la vista lúcida y temo que se tracriban expresiónes que ni yo mismo comparto.

Desprenderse de todo, como San Francisco de Asís, hijo de un rico comerciante, y vivir una nueva vida sin nada, es una locura y atrevimiento sólo digno de un Santo humilde de su talla.
Santo yo no lo soy, ni siquiera con minúsculas. Pero quiero intentarlo a nivel más humano.
Curarse con humildad y dedicación a los demás me seduce como plán de vida.

Y el desprendimiento, lo de la retina, que ha sido un desgraciado accidente, y un obstáculo añadido. Como si la vida me presentara otra nueva prueba de dificultad.

Es reciente y no estoy feliz. Tampoco triste. Quizás algo descolocado.
Pero entregado a seguir esforzado en alcanzar ese objetivo imprescindible: SER FELIZ.

Porque, cuando todo se oscurece, aparece un pequeño punto de luz, poco a poco creciente. Y tu corazón te avisa apasionado que, aunque despojado de tu pasado, dentro de ese destello viene una mano dulce, una sonrisa embrujada y unos ojos con brillo que te visten con el coraje y la ilusión que necesitas.

Y te disponen a entregar tu esperiencia, tu dulce amor, tu pasión, tan tuyo que de eso no pudiste desprenderte.

… Y quieres

TE QUIERO.

Ver vacío

Vamos a ver.
Una expresión coloquial, puerta del siguiente argumento.

Esa es una frase vacía de contenido desde hace unos pocos días.
De pronto, sin avisar, se me echó el telón, y cada día se apagan más luces, y se velan y topan más las transparencias,
No acabo de acostumbrarme.
Ahora, en vez de escribir, dicto lo que pienso.
Parece lo mismo, pero es otra disciplina.
Menos gráfica, más desordenada.
Y si no lo quieres ver …
Quizás es que no me cabía el mundo en los ojos.
Era demasiado.
Ahora, si miro, sueño ver vacío.
Es un aviso.
Agotamiento.
… Y me quedan tantas cosas por hacer, tantos planes, tantos amaneceres, tantos abrazos, …

P.D.
Decía mi padre hace más de cuarenta años:
– «estoy de lo mío»
– ¿Y que es lo tuyo, papá? Le preguntaba casi enojado.
-» Estoy avisado»
Cuarenta y pico años después sigue leyendo a diario su periódico, disfrutando de su fútbol y queriendo salir a hacer sus gestiones
¡Un genio!

Ver vacío

Hablamos

Anoche hablamos. 
Las heridas del pasado
dejan cicatrices siempre,
que impiden florecer el día.

No puedo prometer
lo que no voy a cumplir.
No quiero envejecer.
Junto a ti, quiero VIVIR
intensamente cada instante,
cada risa, cada lagrima,
emocionado.

Vivir a tu lado
crecer contigo, ser feliz.

Vengo de lejos,
desde hace tiempo.
No es pasajero,
ni capricho del viento.

Déjame conocerte,
descubrir cada momento
lo que te hace bien,
lo que te hace mal.

Déjame concederte
tus deseos.
Curar el alma,
ser tu eterno amigo,
el mejor sueño,
la mejor balada,
el verso
que nos dispara el pulso
de repente,
y siempre acaba feliz.

Muro

Intentando ayudar, 
cayó con estrépito
un muro en la ventana,
impidiendo ver más
los atardeceres rojos,
anaranjados de esperanza.
Ya no veremos nunca
entrar la luna
en la noche de más calma,

No fue a propósito,
y se cerró súbitamente
delante de mi,
dejándome a oscuras.
Asustado, de un brinco,
acabé escondido
debajo del mueble
pegado a la pared,
esperando desaparecer.

Quiero que el silencio
y la oscuridad
sane esta herida,
cierre esa pequeña
distancia enorme.
Y me despierte
cada dia junto a tí.
Como hasta hoy,
como siempre soñé.

Quiero despegar
el vuelo, llegar
a casa, y regresar
en nada junto a ti,
mi hogar, mi lugar
donde respirar
el aire que me regalas,
los planes de viajar
directo a la felicidad.

Esa es la urgencia
de reponer de inmediato
la persiana del cielo,
esa puerta en la que miro
las estrellas, las nubes
que traen lagrimas
de lluvia tristeza,
amor delicadeza,
sueño de seda, que das.

Dulce abrazo

Cuando sientes que la ausencia es un castigo, 
y la presencia una necesidad.
Cuando quieres que tus ojos sean testigo
habitual de su caminar.
Cuando luchas en la silenciosa calma,
decidiendo si morir o saltar.
Cuando sueltas en lo más profundo de tu alma,
los vínculos eternos de tu pasado.
No dudas ni un segundo que has llegado
a tu nuevo destino, corazón henchido.
Tan solo tú latido junto al mío,
en un abrazo dulce y largo,
convierten en feliz
el momento del día más amargo.
Ese en el que toca a su fin, sólo, a oscuras, soñando.
Dulce abrazo