Alcóvidcos anónimos

Contemporánea al tiempo moderno covid que estamos “disfrutando”, debería crearse una nueva asociación para reunir a los contagiados de la pandemia, que son tantos y no quiero yo decir “tontos” porque, si lo fueron, fue contra sua vontade 

La asociación, sin ánimo de lucro por un módico precio, que incluiría carnet de descuentos y camiseta conmemorativa, innovaría celebrando sus sesiones en grupos reducidos, por la distancia de seguridad, con mascarilla y un chupito de gel hidroalcohólico para manos, cuello, orejas y poco más. 
Me quiero imaginar que sentados en círculo y con la asistencia de un oficiante que te cascará pcr en menos que cantes un gallo, si en la breve exposición de la experiencia personal flaqueara en algún momento la voz.
 
Inovaría ¡mis cordones! En fin, todo muy previsible… y seguramente, no valdría para nada más. Pero juntos mejor que arrejuntaos. 

Ahora en serio. La verdad es que no le encuentro ventajas asociativas a esta institución. Y no quiero dar ideas gratis, que luego las caga el diablo. 

No vaya a ser que la suprema DGT les quite el carnet de conducir un año fuera de su confinamiento perimetral.  (Jo… Lo he vuelto ha hacer) 

Perdone que les escriba

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La BigData

Hablando como los locos. 
Nunca me ha gustado que me vigilen o me controlen.
A ver, es normal que cuando haces algo por encargo, o trabajas para alguien, aunque haya depositado la confianza en tu buen hacer, te ponga un ojo encima de vez en cuando para fortalecer el vinculo de confianza inicial, salvo que la confianza sea ciega, que en muy pocas ocasiones ocurre, y en casi todas acaba mal, no se porqué, ni por cuantas dioptrias hasta que ciegas.

Pero que otras personas ajenas a pactos de confianza, y solo por curiosidad o interés de su parte, te pongan también el ojo encima, pues que quieres que te diga… A mi, personalmente, me toca los cajones más íntimos (que son los de la mesilla de noche, fila de abajo) y molesta mmm, !en serio ya! 

Para que no me pierdas el argumento: un vecino del sexo que te de la gana imaginar y de la edad avanzada o menor que te inventes; y que esté todo el santo día con el ojo pegado a la mirilla de la puerta, es que me entran unas ganas de … saludarle, que flipas. (Me pongo violento de imaginarlo)

Pues cuando empezaron hace años a explicarme cómo funcionaba el BigData y sus aplicaciones, esa misma noche, me salió urticaria en la espalda. ¡Niño, que noche más mala pasé!

Para resumir, es como si tuviera de vecino a toda la gente, mirando si me rascaba el… cúbito. O el radio, !vaya! 

A pesar de todas las extensas explicaciones de amigos especialistas en la gestión de Metadatos, el BigData me refería siempre al olor de una hamburguesa. Y sus aplicaciones para “facilitar” tu vida y ayudar a tomar decisiones, a un “granHermano” monumental con capacidades “desconocidas” para retorcer tu libertad de decisión. 

¡Que quieres! soy un romántico.
Llámame revolucionario del libre albedrío. Chim pum. 

Y ha pasado el tiempo. 
Y ayer discutí. Por una tontería montamos una buena… tangana. 
Y después de un ratino, para relajarme, le pido a mi aplicación de música del móvil, apartado “radar de novedades” que me proponga música para pasar el momento…

“Tú me dejaste de querer” de C. Tangana, es el tema que eligió.

Habéis leído correctamente.

¡Flipando, nena!

Acabo de entender la paradoja del BigData…. y no es una hamburguesa.

¿Se puede elegir el BigData? ¿Para que fuera más fuerte, más sensible, más curioso, más de playa o del Atleti? ¡Quizás más gamberro!
La respuesta es que no se elige. Eres tú el elegido… o algo así.

Creo que voy a aceptar la oferta del municipio ese de Leon, que da casa sin wifi. Esto te lo digo confidencialmente.

Perdone que les escriba. 

Mr Holter

Después de hablar con mi hermana a medio día, me quedé atónito.
Ella me animó a escribir este post para ayudar a personas y familias que pasan miedo en el médico. Y con razón.

Mi madre ha pasado un día entero con un Holter. Y cuando digo un día entero incluye la noche.
Lo ha llevado todo el día como compañero de un lado a otro, sin despegarse ni un instante de él. 
Yo le advertí por teléfono que no se confiara, que hablara bajito y contara lo menos posible de sus cosas. Que era todo muy precipitado y merecía la pena ir despacio con “ese”.

Cuando llegó la noche, se acostó con él en la misma habitación y delante de mi padre.
No puedo asegurar que mi padre haya consentido, porque no lo veo tan moderno. Pero, la verdad es que no han pasado muy buena noche, ni mi padre, ni siquiera mi madre. Es normal que con un extraño en tu cama, pues la noche no sea normal.

El desenlace estaba cantado. A la mañana siguiente, mi madre a cortado con Holter y se ha despegado de él, dice que para siempre. 
Y ha vuelto con mi padre. 

He de reconocer que todos hemos respirado con alivio. Espero que lo que cuente Holter “por ahí” no ofenda nuestra tranquilidad. 


P.D. Para los que gustan del escandalillo y la controversia, y son ignorantes como yo en este tipo de relaciones abiertas, el Holter no es un joven físico americano, del que ha disfrutado mi madre un día. Es un “aparato” que te conectan en el pecho para medir el ritmo cardíaco a lo largo de un día de actividad normal, en su caso con una preciosa malla de calado grande, que creo le favorecía mucho. Aquí mi hermana me comenta que, si supiera mamá de los aparatos que hay en la actualidad y que son muy cómodos y hasta placenteros. Hago un inciso. Mi madre es muy moderna, pero no me siento preparado para hablarle del “satisfyer”, en este momento al menos.
Dicho todo con el debido respeto.
Quitar importancia a los acontecimientos y afrontarlos con un poquito de humor, es beneficioso para la salud.
Espero no haber ofendido a nadie. 

Tenemos que aprender a reírnos. Y no parar.

Perdone que les escriba.

L’ observador

Ahora que nadie llama para invitar, gracias a Dios, tengo que confesar que yo soy más de observar que de participar. Lo digo por si se quieren evitar la invitación. 

Así las cosas, no me tengo por un buen tertuliano. Aunque, en mitad de una conversación, a la espera de la oportunidad, puedo elegir el momento de una buena ironía, y caer en gracia.
En caso contrario, es decir, si caes en desgracia, lo mejor es despedirse discretamente y salir por patas. 

Y es que somos animales, muy muy animales, pero sociales. Como el perrino de mi prima, que no sería nunca capaz de vivir solo. Ni ella sin él, por lo que cuenta.
Es evidente que se quieren tanto, que mi prima ha “humanizado” la percepción de las caritas y mohines del perrino.
No sé si el animal ha “animalizado” las caritas y mohines de mi prima.

Es una cuestión que siempre me ha inquietado de las mascotas. Y que conste que yo he tenido también mascota alguna vez. 
Pero imagínate tener un lorito precioso y gracioso como mascota, tenerlo suelto volando por la casa entretenido, y descubrir que el bicho pensara de ti eso de ¡que gracia, menudo “pájaro”!

No sé muy bien cómo terminar este post.
Es más no creo que lo publique.
… por alusiones.

Torciendo

Recientemente, en el último año de rueda de prensa, se han puesto de modas términos y expresiones inusuales hasta esta época de pandemia. 
El que hoy destacó es torcer la curvaY se le añade de la ola, que como todo el mundo sabe, si ha huido alguna vez a la playa a ver el mar, es una cosa interminable. Viene una detrás de otra. Me refiero a la ola. 

La expresión es gráfica, intentando poner el énfasis en la propaganda intencionada de que la situación ha empezado a mejorar. 
Pero la ruedas de prensa a las que me refiero han sido tantas y tan insistentes como fallidos sus pronósticos, siempre a corto plazo.
Y eran sustituidos por otro pronóstico sucesivo, aveces contradictorio, pero interminablemente sucesivo como las olas del mar. 

No se tuerce el pico de la ola a voluntad. Solo se tuerce por la dinámica natural. Y esta, a la vista de los resultados de las comunicaciones pandemias, parece imprevisible. 

Interesa comunicar, en la propaganda, que las medidas adoptadas retuercen el pico de la ola, doblegando la transmisión vírica. 
La tozuda realidad es bien distinta y cada ola es mayor que la anterior, y amenaza temporal. 

Sí hay que atribuir mérito al mensajero, por cuanto su tono inalterable y cercano, paciente y susurrado, y a la constancia y masiva insistencia en comunicar, han adormecido, de alguna manera, el rechazo por el evidente descrédito y los errores acumulados durante más de un año de sobrexposición. Le sobra empatía y le falta credibilidad, al pobre Simón.

Quizás debería alguien relevarlo, por caridad, y cambiar el paso ofreciendo INFORMACIÓN escueta y científica, que debe ser lo exigible al Ministerio de Sanidad, sin paternalismo. 

Luego, que en los diferentes medios y canales de informativos se opine al tiempo. 
De eso ya cada cual se despache al gusto. 

El caso es que nos indiquen para donde, torciendo, se encuentra la salida. 

Perdone que les escriba.

De COVID19 a 21

El virus real, de corona y cetro (supongo) en la actualidad se ha colado entre la población carcelaria.
Me extraña porque estos deben estar necesariamente confinados hasta cumplir la condena. Además parece imposible que visiten los establecimientos de hostelería, espectáculos en vivo, ni mantengan reuniones fuera de su “burbuja vital”
No se… quizás toda la información que recibimos es confusa.

Quiero decir que no se aprecia con claridad los límites de la pandemia, que más bien parece ilimitada. 
De otro lado, la vacuna, como método preventivo de Salud, llega escasamente y tarde cuando la pandemia está campando con total libertad a pleno crecimiento. Muy preventivo no será ya.
Sin embargo se están anunciando nuevos medicamentos para “curar” los efectos del contagio que a este paso nos alcanzará sin remedio, o no, porque anuncia desde Venezuela las “góticas milagrosas” de Cartativir con eficacia 100%, del doctor Jose Gregorio Hernández fallecido recientemente en junio de 1919 pasado, y que sigue operando y recetando a través de médium y devotos. 

Como en el chiste famoso del caído en el acantilado y rescatado por el ángel: ¿hay alguien más ahí? ¡Sanitariooo!

Perdone que les ecriba.

Se cruzaron los cables

8 minutos duró el viaje del satélite Ingenio a bordo del cohete Vega.
No pudo llegar a entrar en la órbita fotográfica que planeaba, a pesar de salir feliz de la Guayana Francesa con la dirección muy bien apuntá. 

Pero a alguien se le cruzaron los cables, y sin poder hacer nada se desvió de su trayectoria, desapareciendo, al parecer, hacia una lugar deshabitado.
Fin bastante poético, si no fuera porque se perdieron con él diez años de dedicación intensa y 200 millones de euros. 

Y para terminar el cuento, a alguien también se le olvidó asegurarlo, “menos mal”, dicen las aseguradoras, y al fin todo está perdido. 

Segundo intento fallido. Menudo 2020. Solo queda celebrar el año nuevo.  Aunque no hay dos sin tres…

Perdimos el Ingenio por un fallo humano de cables cruzados en el módulo ucraniano del Vega francés.
Para que luego digan que la chapuza es solo española. 

Es lo que tenemos.  Nos conformamos.

Perdonen que les escriba.

Niveles de dolor

No sé si hay unidades de dolor. Para medir, quiero decir.
Porque eso depende de cada cual. Hay gente con mucho aguante, y otros que ni rozarlos, y ¡cuidado!

De todas formas creo que la nomenclatura sería la interjeccion “ay” 

Un ay, es apenas un susto. Es el inicio al dolor, que lo separa de la alegría o felicidad, y que lo acerca al miedo, pero por el lado físico. ¿No?

En figurado sistema centesimal,

¡Ay! Sería como 100 ay’s simples.
¡Ay, Dios! , lo siguiente 100 ¡ay!
¡Ay Dios mío! , 100 veces más que ¡Ay Dios!
¡Ay Dios mío de mi vida! Es nivel sacrificio, equivalente. 100 ¡Ay Dios mío!

Pero el siguiente nivel, perdonenme, es la blasfemia.
¡La hostia! Serían ya 100 millones de ay’s simples.
¡Me cagó en to! Serían 100 veces. ¡La hostia!
¡Coño! / ¡Cojones! para esquivar el espinoso asunto de género, serían 100 veces ¡me cago en to!
… y lo siguiente sería el parto , que eso ya solo lo aguantan las mujeres, el sexo fuerte sin duda. Y vendría a ser 💯 veces 10.000.000.000 ay, es decir un billón de dolores.

¡Qué barbaridad!
Mi teoría que es novedosa, creo, está fundamentada en la experiencia y la observación.
Pero creo que es correcta, porque de niños no sentimos tanto dolor, no sabemos blasfemar, o no sabemos tantos tacos.

Ay.
Perdón, ahí lo dejo, llorando por analgesia.

26 Inventario (rev.)

Rimas flotantes

Esto no es un poema de amor
Ni una declaración de intenciones,
Es solo una exposición
De mis anhelos y mis pasiones.

Ansío estar siempre a tu lado,
Llenar tu mochila de mis razones,
Volver a ser el mago
Que te colma de ilusiones.

Viajar contigo por el mundo,
Descubrir los más bellos rincones,
Abrir caminos juntos,
Perdernos en los fogones.

Disfrutar de lo cotidiano,
Atiborrar de risas los cajones,
Cogerte de la mano,
Enseñarte mil canciones.

Quiero ahogarme en tus labios,
Quemar todos los colchones,
Y amanecer embriagados
De ternura, arañazos y sudores.

Acariciar tu espalda desnuda,
Enredar mis dedos en tus mechones
Y dejar la tristeza muda,
Que se abracen los corazones.

Aprender el ADN de tu alma,
Enseñarte mi manual de instrucciones,
Compartir el hambre y las ganas,
Los ímpetus y las devociones.

Y deseo marcar tu calendario,
Con “te quieros”, besos y emociones,
E incluir en…

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